miércoles, 9 de mayo de 2012

Frigorífico grande, ande o no ande

Cuando amueblé esta cocina americana, hace casi 20 años, opté por un frigorífico bajo encimera. Entonces pensé que, dado que se trata de un apartamento de 1 dormitorio, en el que no vivirían más de 1 ó 2 personas, este tamaño sería suficiente.
Sin embargo, este tipo de frigoríficos, tienen un congelador muy pequeño y poco potente. Con el tiempo la puertecilla que lo separa de la zona de frío se rompe o deja de ajustar bien. La consecuencia es que el congelador se va llenando de hielo y el espacio en el mismo, ya de por sí reducido, puede llegar a convertirse en inexistente.
Si no lo había cambiado antes es porque no encontraba una solución que me convenciera. Me empeñaba en encastrar el frigorífico nuevo en el frente de muebles y la única manera que veía era ubicarlo en el mismo hueco a la izquierda, pero eso suponía perder esa parte de la encimera, además de dejar la vitrocerámica muy encajonada entre el costado del frigorífico y el fregadero: demasiado incómodo para cocinar.
Sólo cuando dejé de empeñarme en encastrarlo y consideré la posibilidad de separarlo y y dejarlo solo, vi una posibilidad de mejorar el conjunto sin añadir inconvenientes.

ANTES
DESPUÉS

La encimera con pata que hasta ahora había servido como mesa no dejaba espacio suficiente para el paso y el nuevo electrodoméstico. Entre acortarla o sustituirla, opté por lo segundo. El mueble que había debajo de ella , con una puertecilla y cajones, se movió al hueco que dejó el viejo frigorífico. 
Lo malo fue que este mueble estaba pegado con cola a los azulejos veteados en gris clarito y, al quitarlo, arrancó algunos y se rompieron otros. 
Lo que en un momento fue un problema, pronto se convirtió en una mejora obligada ya que, al no encontrar en el mercado azulejos iguales, decidí pasar de poner algo parecido y forzar el contraste con un mosaico en variados tonos de grises. 
Puse un listón metalizado entre el azulejo antiguo y el mosaico y otro rematando la esquina y, para mi gusto, ha quedado muy bien, ya que le da un toque más actual al alicatado y al conjunto a la vez que marca la separación de la zona de comedor, en la que puse una mesa con tapa de cristal y 4 sillas nuevas.
Por último, para rematar la renovación, cambié la vieja y trillada encimera del frente por otra en amarillo, a juego con los tiradores de los muebles de cocina y con la pintura del salón en el que está integrada.

  • MESA y 4 SILLAS - Modelo LAVER de IKEA (69,00 € el conjunto)
 
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